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dc.contributor.authorHeredia, Daniel
dc.date.accessioned2021-02-03T10:15:15Z
dc.date.available2021-02-03T10:15:15Z
dc.date.issued2020-12
dc.identifier.issn1577-1172
dc.identifier.urihttp://hdl.handle.net/10498/24389
dc.description.abstractMartes, 9 de junio de 2020. Seis de la tarde. Las condiciones son extrañas. Estamos en estado de alarma, confinados por la COVID-19, y la capital catalana se encuentra en fase 2 del Plan para la transición hacia la nueva normalidad tras la crisis del coronavirus. Cádiz, en fase 3. Al otro lado del teléfono, descuelga el hombre que a principios de los años ochenta cambió la ciudad de Barcelona dotándola de marca propia. Toni Puig (Barcelona, 1945) estudió teología, filosofía y arte, cofundó Ajoblanco en 1974 —una revista que sacudió los cimientos de la sociedad tardofranquista—, trabajó como asesor del Ayuntamiento de Barcelona durante más de treinta años, donde impulsó el concepto de «marca ciudad», y escribió libros como Se acabó la diversión, La comunicación municipal cómplice de los ciudadanos y Marca ciudad, entre otros. En la actualidad, como reconocido especialista en marketing público y gestión cultural, gestiona un monasterio del siglo X que funciona como centro cultural. Lo que une toda su trayectoria es la opción por lo público, por los ciudadanos, por la creatividad colaborativa. Sigue cumpliendo años como si tuviera siempre una edad inversa.es_ES
dc.formatapplication/pdfes_ES
dc.language.isospaes_ES
dc.publisherUniversidad de Cádizes_ES
dc.sourcePeriférica Internacional 2020 pp. 24-33es_ES
dc.titleEntrevista a Toni Puiges_ES
dc.typemagazinees_ES
dc.rights.accessRightsopen accesses_ES
dc.identifier.doi10.25267/Periferica.2020.i21.03


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